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sábados abrimos, CON CITA PREVIA• 8 de septiembre, 2022 •
Un hematoma es una acumulación de sangre dentro de un órgano o tejido. Cuando esta acumulación se produce dentro del pabellón auricular se llama otohematoma, un problema bastante común en perros.
Se produce cuando un vaso sanguíneo del oído se rompe y sangra en el espacio comprendido entre el cartílago del pabellón auricular y la piel.
Suele ser muy molesto para el animal. El picor o molestias que produce hacen que el animal se rasque continuamente, sacuda la cabeza violentamente, y empeore la herida.
Es importante saber detectarlo a tiempo y acudir al veterinario, para evitar complicaciones como posibles hemorragias, pericondritis y deformidades auriculares permanentes. No se puede tratar en casa.
Las causas pueden ser diferentes:
Los síntomas más habituales suelen ser:
El otohematoma es sólo un síntoma, así que lo primero será buscar la causa que lo originó y administrar el tratamiento adecuado.
Después, tratar el otohematoma. La cirugía suele ser el tratamiento más eficaz. No basta con drenar la sangre únicamente con aguja y jeringa, porque con toda probabilidad se volverá a llenar. Es necesario, en la gran mayoría de casos, realizar una o varias incisiones para drenar el hematoma y realizar una limpieza profunda del pabellón auricular y del conducto auditivo externo.
En el caso de Thor era necesario realizar una cirugía.
Hemos realizado varias incisiones quirúrgicas en la piel que cubre el hematoma para drenar la sangre y eliminar los coágulos.
Hemos utilizado, además, ‘botones’ a ambos lados de la oreja, para ejercer más presión y evitar de nuevo la acumulación de sangre.
Luego hemos vendado la oreja contra su cabeza para minimizar daños posteriores y promover la curación.
Y le hemos puesto un collar isabelino para evitar que se rasque.
En los días posteriores iremos retirando el vendaje para comprobar que el proceso de curación es correcto y realizaremos las curas necesarias.
En un par de semanas, si todo evoluciona como esperamos, procederemos a retirar los ‘botones’, cuando la piel y el cartílago se hayan unido.